La
tecnología actual, con instalaciones electrónicas y de control remoto,
inspeccionadas por ordenadores, ha cambiado la vida de los antiguos faros y
fareros; sencillamente, se ha cambiado la soledad del farero por la soledad del
faro. La actividad de estos vigías son monitorizadas por el organismo
competente, Autoridad Portuaria - Puertos de Tenerife, y es gestionado por un
sistema informático. Sus instalaciones, linterna, sensores de luz que encienden
y apagan los sistemas, baterías por si falla el suministro eléctrico, grupos
electrógenos según la particularidad de cada faro, y sala de máquinas son
revisados periódicamente por los técnicos. Cada faro tiene su propia característica técnica, en cuanto
al ciclo de destellos, lo que permite diferenciarlo de otros que se encuentren
en su proximidad (por ejemplo, un ciclo de tres destellos cada 15 segundos). Ya
no son necesarios los edificios donde habitaban los encargados de estas
luminarias. La historia de los fareros va intrínsicamente ligada a los faros,
ya que familias enteras vivían en ellos, cuando ser farero era una
"profesión".
Los faros mas inaccesibles disponían de embarcadero
propio para recibir los suministros, como es el caso de Anaga y Teno. Cuando la
mar estaba brava no se podía acceder por mar, por lo que había que andar varios
kilómetros para llegar. Aunque el mantenimiento de estas instalaciones
corresponde a Puertos de Tenerife, el Departamento de Costas también tiene
responsabilidades en los emplazamientos. Parte de la información técnica la
hemos consultado en la página web de la Autoridad Portuaria de Santa Cruz de
Tenerife. El faro más popular es, sin duda, el Faro de Punta Anaga, un
auténtico vigía del Atlántico.
Faro de Punta Anaga: próximo al Caserío de Roque
Bermejo, posee una torre de 12 metros de altura, una óptica de doble lente,
única en Canarias, y tiene un alcance efectivo de 40 kilómetros, que son
aproximadamente 24 millas náuticas. Su entrada en funcionamiento data del 19 de
Septiembre de 1864, aunque su construcción empezó en 1861. En sus orígenes
funcionaba con aceite, posteriormente se alimentó de petróleo y en la
actualidad de placas fotovoltaicas. El edificio también posee tres viviendas
familiares: dos para los torreros y una para el peón. Debido a su posición, más
alejada del continente africano, no visualizamos instalaciones S.I.V.E.
pertenecientes al Ministerio del Interior, para el control de los flujos
migratorios. Sólo se puede visitar de dos formas: por mar, llegando hasta el Muelle
de Roque Bermejo que servía de aprovisionamiento, o haciendo una ruta senderista
desde el Caserío de Chamorga al Caserío de Roque Bermejo. También se puede ir
por las Casas de Tafada. Su atalaya se alza 238 metros sobre el nivel de mar,
en la vertical del Roque Bermejo (N 28º 34.738´- W 016º 08.155´). El perímetro
está vallado y no se puede visitar. Su número nacional es el 38038.
Acta del
Cabildo, 18 de Abril de 1506.
“Con el fin de
dar cuenta de la llegada de buques de procedencia dudosa al Puerto de Santa
Cruz, en la atalaya existente sobre Roque Bermejo se situarán dos vigías que
velarán noche y día, avisando con sus hornos al sobre- guarda que se encuentra
en Puerto Caballos, en Santa Cruz. Esta vigilancia se le confiará a Gonzalo
Muxia y Luis Salazar, recibiendo mil maravedíes cada uno”.
SANTA CRUZ DE TENERIFE A 26 DE JUNIO DE 2015
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